La vida, es un trabalenguas de inextricables situaciones,
que vamos desenredando en nuestro enredado camino,
donde se enreda, el que no se ha enredado. Y el enredado,
pide socorro.
Algunos ven la vida como un paralelepípedo de seis caras,
Sí, seis caras, aun así, no conformándose, visitan el
electroencefalografista, quien sonríe con malicia,
y les presenta un risible; metacrilato con enredados cuadros
y asaces con infinitas curvas equidistantes, que indiscutiblemente,
no dicen nada.
Dios da la gracia, pero la idiosincrasia opaca nuestra poca fe.
No se trata de ver la vida de colores, como por un caleidoscopio.
Mucho menos tomarla como la más larga endecha, entrando
en una hipopotomonstrosesquipedaliofobia.
Porque, si bien, al partir al cielo, seremos infinitos,
“Tomemos la vida con calma”
primero desenredemos penetrando nuestra impenetrabilidad.
Para que vivamos exuberantes sin enredos en el blondo cielo.
Les hablo desanderadamente, para hablarles desde lo básico.
…No sé, si les cuento la segunda parte, el pedazo más dificultoso,
que es, el más enredado, aunque desenreda otros factores más confusos.
¡Para qué, enredarnos más!
Mejor sean rubicundos santos, en su pensar y su obrar.
Y procuren no vivir con tantos enredos.