En alfombrados verdes prados
tiernas florecillas, arrullos y
gorjeos de pajarillos.
Testigos del estreno
de un amor primero;
los juveniles se juraron
amor eterno.
Olvidaron al tiempo
anidados por los brazos
de majestuosos montes
y el cantarino andar del arroyo.
Al sonreirles la luna
retornaron llenos de júbilos,
con besos inacabables sellaron el encuentro.
Presurosa ella, entró a la casa,
sus padres y unos desconocidos la esperaban.
El padre inició la presentación
con alegría acercó a la hija,
y, en jubilosa voz dijó:
Os presento a la novia.
El prometido dio un paso delante
y extendió la mano...
luz teresa maldonado folkerts