He encontrado dinamita en cada corazón
que he usado para comprender el dolor,
plasmado en arte que gotea y crea obras
que quedan impregnadas en tu piel de vidrio.
Si me acerco demasiado, puedo sentir el corte
de tus púas de cristal rasgando mis venas,
encendiendo el deseo del placer oscuro
y concediéndote una muerte trágica en mi Edén.
Demasiado tiempo mirando al abismo de frente,
el suicidio parece un juego de columpios
donde asciendo al cielo y toco con los pies el infierno,
drama y un poco de color para aplaudir y guardar silencio.
Falsos que desean devorar una piel sincera sin morder,
porque sus dientes podridos aún conservan sangre inocente.
No tengas miedo, no morirás a menos que así lo desees;
no soy tu aniquilador, solo el recordatorio de tu funeral.