Unsimpleser
Espéralo
En las penumbras de su hedor
En las luces de su pavor,
La espada de reyes ardor
Sus alas extendidas al seol.
Con la mirada clavada al redentor
Con las prendas perdidas en su furor,
Con los ojos de un ladrón
Con las manos en tu corazón.
Contra el abismo encarnado
Contra su espada encantada,
Contra su corazón partido
Contra la maldición predicha.
En las tinieblas reinante
En las obscuridades parlante,
Entre los demonios acechante
Entre los mortales alardearte.
Con la mirada en el infierno
Y la vista al mismo cielo,
Confrontando al credo
Vacilando con profundo celo.
Su envidia encarnada
Su enemistad prendida,
Todo esta a su medida
Tiene tu mano estrechada.
No hay de el salvación
Con tu cordura juega en adoración,
No hay en el pasión
Con tu alma él crea absolución.
Rey del mismo abismo
Acedia al mismo cielo,
Emperador del subsuelo
Primigenio de él mismo.
Mil cantos en su honor
Son sus demonios de tu interior,
Millar de mundos en pavor
Se rinden ante su fuerza superior.
Toda alma es inferior
Todo esta como prior,
Toda alma en profundo dolor
Es su supremo alegrador.
Armónicas en su honor
Es el mal encarnador,
Saca tu alma del seol
La manda al averno desolador.
No hay de el salvación
Ni de su juicio sin respaldo,
No hay en el sanación
Solo cenizas sin amor.
Como una guillotina
Como un acordeón,
Como una armónica
Entona tu perdición.
Con su canto de horror
Tus oídos se incendian,
Con su silbido de ardor
Tus mejillas se queman.
En profundo abismo de terror
El mismo infierno encantador,
Es su jaula sin ningún temor
Es su complacencia de ardor.
Como los fuegos en su trono
Que no es dorado ni esmerado,
Solo es un viejo ceniciento
Solo es un dolor sin cimiento
Espera de él solo inanición,
No será tu final,
Pero si tu eterna perdición.