A tu cobijo renazco en cada amanecer, alquimia de los cuatro elementos
química hechicera que transmuta tu deidad sumisa en mi divinidad soñada.
Macho creado del polvo y “aliento de vida”, génesis espiritual y fuente de savia
me contoneo placentera en tu abrazo como pececillo escurridizo y zigzagueante.
Por ti soy aire, desvaneciéndome en los vientos de tu apacible hálito de entrega
cuando tus sutiles soplos me rozan adorando mi acoplado cuerpo huracanado.
Por ti soy agua, fuente que me arrastra a tu orilla en la embestida de tu llanto
cuando acaricio tu rostro y donde apaciguo la sed de mi sediento sexo húmedo.
Por ti soy tierra, Diosa arraigada y firme que elevas al cielo fruto de tu devoción
temblor de terremoto temprano y desnudo que enciende nuestras mujeriles lavas.
Por ti soy fuego, devorando tu porra en llamas que animal despiertas en mañanas
dónde las horas son suspiros de calentura arrolladora por el olor de la locura.
@hanna vortex