Soneto I: El amor por el árbol
Ella lo vio en el bosque, alto y erguido,
su tronco con ramas en extensión,
y en su corteza un no sé qué escondido,
que despertó en su pecho una pasión.
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No sabe si es locura o un sentido,
que la atrapa en deleite y confusión,
pues siente que su ser ha florecido,
al ver en él, su propia inspiración.
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Sus hojas son susurros que la llaman,
y su sombra, un refugio de ternura,
con un viento, que secretos desgranan.
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¿Es el caso que ha perdido cordura?
o es que estres y la soledad le ganan
o de plano, solo quiere aventura?
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Soneto II: La conexión poco natural
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Ella abraza su tronco con fervor,
y siente en su corteza un latir vivo,
como si el árbol fuera un trovador,
que le canta como ser sensitivo.
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No importa si es real o es un error,
pues experimenta el vínculo activo,
y en cada rama descubre otro olor,
que hacen al árbol más atractivo.
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Sus raíces toda pasión disuelve,
es claro el auto engaño sin piedad
mas el tiempo en silencio les envuelve.
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Ella no sabe si es sueño o es verdad,
pero en su pecho, el árbol ya resuelve,
el misterio de tanta intensidad.
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