La noche es testigo de su desconsuelo,
del frío en sus manos, del peso en su pecho.
Ella abraza la sombra de lo que han vivido,
pero solo queda un lecho vacío.
Cierra los ojos, pero sigue despierta,
con un nudo en la garganta y el alma inquieta.
Y sin que lo notes, sin hacer ruido,
hará su duelo mientras duerme contigo.
Laura Meyer