La amistad,
nido gregario
de afectos
y de intima hermandad,
del ser humano,
el don divino
a enarbolar.
Es primoroso jardín
al que hay que regar,
carece de confín,
es perenne su bondad.
Con café o con vino,
es conversa genial
en el opimo camino,
que agenda serenatas,
amores y destinos.
En las buenas
o en las malas,
está la amistad
para bordar
la compañía leal.
Entre tragos
se disfruta
la fidelidad
de imborrables ratos,
que necesario
es exacerbar,
en pueblerinos
o citadinos sitios,
en el bar, la tasca
o cualquier otro lugar.