Brotan de la nada y del alma misma las palabras,
con estusiasmo delira el poeta,
poseído por la inspiración, se desborda en frases,
ideas y corolarios,
portavoz de la divinidad del Dios omnipotente,
embelezada sus ideas para elevar el espíritu del arte
de la poesía y de la Humanidad.
Como algo ajeno a él,
dice cosas ciertas sentidas,
raciona sobre la experiencia intangible de su ser y sentir,
construye su expresión desde los más altos peldaños
de la divinidad y de la belleza.