Porfirio Tárrega

Te llevo y no 2

Te llevo encendida en mi sangre,  

aunque no quiera, aunque no deba.  

Te miro y me asombro,  

te escucho y me pierdo,  

te observo y te guardo,  

como quien oculta un tesoro  

bajo las sombras del alma.  

 

Despierto, camino, avanzo y retrocedo,  

y en cada paso sigues ahí,  

como un eco persistente,  

como un murmullo secreto  

que te nombra en la ausencia.  

 

No te tengo,  

nunca te tuve,  

pero tu rastro palpita en mis venas,  

un latido cifrado en la multitud de mi pensamiento.  

Eres una herida callada,  

un dolor que no muere,  

que se repliega en silencio  

pero nunca se apaga.  

 

Te quiero,  

y cómo no quererte  

si apenas rozas el mundo  

y ya lo posees,  

si tu espíritu brilla tanto  

que todo a tu paso se transforma.  

Cómo no desear encontrarte,  

cómo no querer llevarte conmigo,  

si en cada rincón de mi ser eres luz.