De pronto me acarició,
tan tierna, tan dulce voz,
yendose el pasado atroz,
su amor, mi dolor venció.
Tibias manos me tocaron,
piel, también el corazón,
de paz, esa sensación.
y mis labios musitaron...
¿donde estoy? dime señor,
que tanto placer, yo tengo.
Por fin sé, lo que es amor.
Tan sólo sé, que a ti vengo.
Solo luz en derredor;
¡cuanta paz, en mi contengo!
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
26/01/2025