Te extraño
desde aquel día,
cuando la melancolía de tu ida
invadió mi corazón, anhelando
aún mis labios agrietados,
la dulzura de los tuyos
*
Te extraño
cuando en el oriente
los rayos de un amanecer
dan luz a un nuevo día,
que ha perdido su sentido
sin tu presencia.
*
Te extraño
cuando nubarrones y vendavales
anucian una tormenta
en mi mar interior,
dejándome a la deriva,
sin una brújula.
*
Te extraño,
al acordarme,
cuando al calor de nuestro ardor,
nuestros cuerpos en la niebla
de susurros y suspiros
en uno se derretían.
*
David Arthur ©®,
Foto por David Robert Sugg