Una última oportunidad
con una cruz perdida en mis manos,
una huella de sangre detrás
con las heridas abiertas del pasado.
Un silencio donde naufragar
la vida del dolor en mi propio llanto,
mis sueños despertando en la soledad
y la tristeza aferrada a mi quebranto.
Mi sombra muriendo en la oscuridad
un presente que me tiene desbordado,
mi destino apostando en el azar
y el vino que en mí se hace más amargo.
Un camino que no sé cuál es su final
una ausencia que nunca he olvidado,
un tiempo lejano cuando supe amar
y una prisión donde me he condenado.
Una vida que hoy no la puedo renovar
secretos que el viento ha revelado,
una luz que no me puede iluminar
y todo alrededor que aletarga mi ocaso.
Es esta en mí la última posibilidad
de resurgir de mis propios fracasos,
con una cruz que me invita a callar
¡Y una huella para volver a marcar a mis pasos!