El viento va,
desbordando el cielo,
se lleva mi mente…
el martirio ya no está.
Se desgarra el velo,
una obscuridad latente,
entre colores y nuevos soles…
Un poco más,
profundo y mistral,
respiro fugaz,
sin principio ni final.
Tormentas de un taciturno,
impulsadas por la fuerza animal,
del viento nocturno.