Marioneta
Muñeca de porcelana,
qué triste es tu mirada.
No llores en la ventana,
tan sola y aletargada.
Hoy luces encadenada
a los hilos de la nada.
Lejana ves la esperanza
que acariciaba tu alma.
Como un ave malherida,
con temor y sin salida,
yace tu fuerza tendida
sobre el suelo de la vida.
Recuerda aquellos días
en que tu alma latía.
Ya no llores, oprimida,
¡emprende pronto la huida!
Empolvadas tus sonrisas
aguardan en una esquina.
En un rincón de esa niña
se encuentra la valentía.
Afuera el viento aguarda,
¡llevarte entre sus alas!
Pues los rubores aclaman
por tus mejillas rosadas.
Andrea Chica