De profundos abismos vengo
de abismos tan profundos como el mar,
de cosas perdidas que a lo lejos
hoy me es imposible de alcanzar.
Camino viviendo de recuerdos
recuerdos que sé que me hacen mal,
miseria que voy solo recogiendo
como aquello que lleva el viento al pasar.
Mis huellas abren surcos en el silencio
donde mi tristeza es una lágrima que se va,
donde se remontan en mí los miedos
como las raíces donde se nutre la soledad.
Soy un ser sombrío lleno de un veneno
que dentro de mí está siendo mortal,
sin aprender que entre lo malo y lo bueno
¡Jamás he aprendido como se debe olvidar!