¡Adiós morena
de labios rojos
y piel anacarada!
No tenga ni una pena
si la miran mis ojos.
¡Adiós, hermosa,
de hilos castaños
y risa arromanzada!
¿Será que es una rosa,
con pétalos huraños?
¡Ah, no se aleje
por el camino,
tan triste y angustiada!
Yo quiero que me deje...
¡Beberla como el vino!