Aún en la noche envuelto,
soñolienta y negra,
me incorporo, me siento
Su cuerpo a mi lado tibio, ligero,
respira aún sus sueños
Yo también respiro... una roca en el vientre
y la torpe mente con su pensante cloqueo:
¡Ay, cuánto peso sobre mi deseo!
Deseo, sí, volar...
Pero no... esquivo el deseo...
Que no, que no lo quiero
Me entrego y mil corrientes
filosas me electrizan, arañan
y muerden mi cuerpo...
Ahhh, mejor... más ligero
Las campanas a lo lejos cantan
su matinal mantra, y mis sonrisas
bajo sus ondas descansan
Pasa tiempo, pasa...
La luz ya en mi retina
y mi frente el gozo palpa
Me acuesto y la busco,
me acerco,
la rozo,
la envuelvo
y me acoplo:
Serpientes de amor
ya van por su rostro,
caricias de muslos pies,
arrobos,
paz profunda...
Mi pecho se engarza
en su espalda,
mis mano abren su palma
y le hacen amor
y se le derraman
gemidos de dicha
Y yo con ella me encajo
y en mí ella se encaja,
encajamos a vuelo de almas
Ay, despertares con mi amada
¡Qué bello paisaje en su alba!