La Esquina
Muy tardío fue su llanto
no la pudo conmover,
grande fue su desencanto
de orgullo se puso un manto
que a su amor pudo esconder.
Quiso detener sus pasos
y gritarle que la amaba,
pero la vio en otros brazos
y con el alma en pedazos
alejarse la miraba.
Él la observó de reojo
y algo asfixiaba a su pecho,
como espinos como abrojos
al saber que por enojos
lo han cambiado por despecho.
Al fin la esquina llegó
dio la vuelta sin mirarla,
despreciada ella lloró
tristemente él no la vio
y no pudo consolarla.
Ambos doblaron la esquina
ya por fin se separaban,
y aquí esta historia termina
rumbos dispares caminan
a pesar... de que se amaban.
...