Yong Li

Oficina

El día que esa puerta se abrió en la oficina y ella entró, fue sin duda el día en el que me quede sin alma porque para siempre con ella se marchó.

Sentí claramente como mi espíritu y alma abandonaron mi cuerpo y se posaron junto a ella, la vi avanzar y adentrarse más en esta pequeña oficina de buen ambiente pero aburrida.

Pude cerrar los ojos y vi la transformación del lugar, había un brillo distinto, algo que nunca antes se pudo apreciar.

Era ella tan hermosa algo sin igual, esos ojos te obligaban a viajar, su nariz perfecta y especial, y sus labios, de la curva de su sonría ni hablar. 

La quería en mi brazos, mi mente la deseaba, mi ojos la deseaban, mi labios la deseaban, mis manos la deseaban, mi corazón la empezó amar, no había razón alguna para que esto pueda fracasar.

El día que esa puerta se abrió en la oficina y ella entró, fue sin duda cuando conocí el amor.