Las horas pasan,
no te tengo a mi lado,
veo el infinito y un resplandor inunda mi cuarto ambiguo.
Tu imagen congelada,
esta en mi mente,
espero poder transitar
esa calle solitaria, pues te siento ausente.
Se sienten fragancias,
me embriago de algunos jazmines recien cortados,
veo la mustia alberja,
de este paraje solitario,
y tan solo siento el soplo del viento,
que me recuerda lo mucho que te he amado.
Escondo mi silueta,
me detengo en la puerta
ya no estás,
no consigo combatir esta pena.
Me deslizo y veo tu rostro,
una vez más siento
tu perfume,
tu vida,
tu ser que se encuentra en mí,
aunque estés lejos de aquí.