UNA PARTIDA EN FAMILIA
A una hora no del todo definida,
todas las tardes se ponen a jugar
una partida de cartas,
en familia,
la madre y las dos hermanas.
Como si nada alrededor pudiera interrumpir el juego,
o como si nada existiera aparte en esos momentos,
como si el cuarto de estar se convirtiera
en un recinto sellado, inexpugnable casi
y con la seguridad que proporciona
la protección armada
de dos o tres guardaespaldas a la entrada.
Esta sala parece viajar por el espacio
en el interior de una cápsula,
aunque de vez en cuando se cuele
una visita, o aparezca, eso sí,
un desconocido que, en todos los casos
sin éxito,
pulsa el timbre de la puerta.
Gaspar Jover Polo