No hay nada más exitante,
ver como llueve y
recordar
tu cascada mañanera.
Lentamente bajaste
con una flor,
encendida, eran tus
labios húmedos
atrapando mi piel
deshaciéndola,
en tantas caricias.
Te quiero,
me besas y
siento un fuerte
palpitar, que agita
mis alas y no las
puedo controlar.
Es un movimiento
acompasado de dos
cuerpos, amandose
Se unen y se desunen,
piden más.
En la tarde,
en la noche,
mas en la mañana
tu cascada recorrió
mi cuerpo y me convertí
en una abeja reina,
sola para tí,
incapaz de clavar el
aguijón, porque
sé que dejarías
de existir y
entonces yo también.
Por eso es que
disfruto, lo cadencioso
de este amor
que crece cada
día un poquito
más.
(rosi12)