Ricardo Castillo C.

A TI QUE ERES MI PRIMAVERA

Si el tiempo es tirano y la vida es un río,

yo nado en sus aguas siguiendo tu voz,

tan lejos y cerca, tan solo un suspiro,

un eco de luna prendido en mi sol.

 

No sé si algún día mis manos te alcancen,

ni si estos suspiros te rocen la piel,

pero sé que en mi alma ya vives constante,

como un alba eterna que vuelve a nacer.

 

Eres la flor que al otoño despierta,

la brisa que vuelve mi sombra fugaz,

el fuego imposible que nunca se apaga,

la dulce quimera que anhelo abrazar.

 

Si el mundo me diera el milagro divino

de verte a mi lado, de amarte sin fin,

sería mi vida la ofrenda más pura,

y en cada latido te haría feliz.

 

Que el cielo me deje seguirte en la sombra,

soñar con tu risa, vivir de tu luz,

y aunque nuestros tiempos caminen distintos,

en mi alma tu nombre es eterno azul.