Él, él... Es para mí lo que es el sol para ícaro,
Sus radiantes y tibios brazos, los rayos con los que quiero fundir mi cuerpo...
Aún sabiendo que besarlo me hará morir,
Me he pintado con cera los labios y me he vestido de cerillos.
Porque... porque para esto he nacido: para conocer el prohibido amor y así cometer suicidio.
Yo sé que ... Volvería el tiempo atrás para lanzarme del mismo sitio y volar como ave que, prisionera, siempre se ha quedado en su sitio...
Para batir mis alas de ocaso naranja, a sabiendas que, aunque quiera, no puede ser él mi infinito.