Vivimos de aplausos como quimeras
que vuelan como palomas lejanas
en cualquier perdida primavera
Envueltos en ensoñaciones lisonjeras,
como arquetipos de ilusion temprana,
al despertar en una mañana veraniega
No cabe duda que somos humanos
y nos complace la adulación somera,
aún muy a pesar que a veces sea ligera
Nos vuelve a la vida el halago soberano,
no importando si viene del hermano
que ayer nos trató con actitud severa
Qué le vamos a hacer, somos pigmeos
de una cultura que le gusta el adulaje
y el ser reconocidos nos sube el bagaje
Qué le vamos a hacer, si al intento ígneo
de cualquier chispa en nuestro pelaje,
se nos enciende el ego en un modus níveo.