surcando los momentos

A la aldea de nuestra infancia, y a los que ya no estan

 
En aquel rincón del mundo, donde los días eran largos y la vida simple, creímos que todo era eterno. Crecimos entre las \"corredoiras\" polvorientas y los prados que nos rodeaban, compartiendo risas, juegos y sueños. Aquella aldea, con su aire fresco y su paz, nos enseñó la verdadera esencia de la amistad, de la comunidad, de lo que significa pertenecer a un lugar lleno de recuerdos.
Hoy, muchos ya no están. Los que compartieron nuestra niñez, que jugaron con nosotros, que nos guiaron, que rieron y lloraron a nuestro lado, ya se han ido. Pero, aunque sus cuerpos ya no caminen por esas mismas \"corredoiras ,su presencia sigue viva en cada rincón de esa aldea. En cada árbol que aún guarda el eco de nuestras risas, en cada esquina donde alguna vez nos encontramos, en cada canción que nos unía al caer la tarde.
A todos aquellos que se han ido, a los amigos, a los compañeros de infancia, a los que hicieron de esos años algo especial, quiero rendir homenaje. Sus vidas, aunque breves en el tiempo, dejaron huellas profundas. En el corazón de la aldea, en nuestras memorias, viven siempre.
Y a ti, primo querido, compañero de tantas aventuras, sé que tu recuerdo permanecerá intacto en nuestros corazones, como el reflejo de aquellos días felices que compartimos. No importa cuánto pase el tiempo, el espíritu de nuestra aldea y de todos los que allí crecieron seguirá siendo un faro de luz que nos guía.Que la tierra te sea leve D.E.P