Ignacia.

15. Monstruos que la luz apaga

No soy quien,
ya no más.

No he perdido la razón aún,
la traición se revela en las sombras.

Con un tintineo por la tarde,
pero no estuve sola,

hubo un canto que ensordece.

Manierismos sinsentido.

Tarde en el balcón de mi hogar,

te pierdo, aquí.

Se secan las gotas que dejaste,

y como una rata que ansía la libertad

me sepulcro ante los caminos que otros trazan.