Ya no se alcanza a divisar el día,
el manto azul del cielo
quedó hecho jirones,
sale la luna a iluminar la noche
y salgo yo a ofrendarte mis canciones.
Bajo un cielo tachonado de luceros,
en este escaño, sola yo me siento,
mientras voy ordenando mis recuerdos,
hilvanándolos en mi pensamiento.
Recibiendo la brisa de los cerros
pienso en ti y te siento mío,
como si nunca te hubieses ido,
despertando ese amor,
que por años quedó dormido.
Veo que pasa rauda una luciernaga,
dejando estelas de luces chispeantes,
me acuerdo del amor de antes,
me da nostalgia y una emoción me embarga.
No sé,a que horas se me acabó la noche,
me vi iluminada por la claridad del día,
mientras que de mi cabello, iban cayendo,
gotas de rocio que me dejaba el alba.
A lo lejos si apenas vislumbraba,
la silueta tenue de la luna,
que se iba perdiendo agazapada,
tras las cortinas de velo, de la alborada.
Igual que a paso lento me fui perdiendo,
llevando al hombro mi guitarra destemplada,
dejando sus notas discordantes,
para que el viento las fuera dispersando...
lleguen hasta ti... y sientas que te amo.
Felina
NO SÉ A QUE HORAS SE ME ACABÓ LA NOCHE.