Te vi de nuevo, me encantó verte feliz.
Con el brillo negro de tus ojos como de un capulí,
con tu sonrisa tan resplandeciente como rayos del sol,
con tu voz tan entonada como notas de una guitarra,
como las de un acordeón en las manos de Juancho Rois.
Tristemente por mí ya no lo fue.
¿Cómo estás? Me pregunto cada noche,
mirando el techo pensando que hay una proyección,
con un sonido de gotas lluviosas de fondo
recordando nuestros corazones latiendo,
dónde aun nos miramos juntos y contentos.
Miro el cielo y me lleno de alegría,
ahí me di cuenta que así te viste ese día
relumbrando de nuevo la vida, mi vida.
Qué dichoso me siento por volver a verte así,
aunque ya no sea por mí.
Desde entonces, cada noche antes de dormir
saber de ti es lo que deseaba.
cómo el sol desea arder toda su vida, con la esperanza de nunca apagarse,
cómo el mar desea cada gota de lluvia, para cada día agrandarse,
cómo los volcanes desean estar más cerca del cielo, para descubrir sus misterios,
cómo un oso polar desea un poco más de hielo, para caminar hasta el firmamento,
cómo un diente de león desea un fervor viento, para por fin poder volar,
cómo los jazmines desean el atardecer, para deslumbrar con su aroma de miel.
Así deseo saber de ti,
hasta que te vea con un nuevo amante,
y este completamente seguro
que el será tu amor constante,
para yo desear retirarme sin preocuparme.