Mujer de Respeto
No malgastéis una lágrima por quien ya no está,
que no se derrame ni una sola, pues no lo merece:
ni el llanto, ni el suspiro, ni la sombra del recuerdo,
pues el duelo debe cesar, aunque la frente se marchite
y la nostalgia pese sobre el pensamiento.
No es digno quien presume de su imagen,
ni aquel que se jacta de conquistas vacías,
pues desluce la virtud de la mujer,
de cuya esencia la vida misma brota.
Quien mancilla el honor de ser mujer
se deshonra a sí mismo,
pues es hombre de escaso temple.
Quien alza la mano y toca su dignidad
no merece llamarse hombre,
pues traiciona su origen,
y al denigrar a la mujer,
se mancha con la ruina de su propia alma.