Me miró, como quien mira
el nacimiento de un niño
y contempla el alma de un ser vivo
no su cuerpo, no su rostro
sino el aire puro que brota de su espíritu
Era como si me estuviera atravesando
un tenue rayo de luz, suave y cálido
y posado sobre él, me transportara
a la eternidad de un océano invisible
a la levedad de jardines espléndidos
para beber en un solo sorbo la alegría
Me miró, como quien mira
el origen de la sencillez e inocencia
y sus tiernas manos suprimieran los silencios
para escuchar el cantar de los prados
el sonido del viento acariciando los sueños
Era como si un fulgor del cielo
se convirtiera en ola
y me llevara a su orilla
para que me abrazara la espuma
que elimina los miedos
y se abrieran mis ojos
y en la profundidad de los suyos
descubriera la vida