Brindes De Ceniza
Brindemos, mi amor, por tus labios lujuriosos,
por todas las veces que dije “te espero”,
por cada mentira que supe y callé,
por todas las noches que ardí en tu cenicero.
Brindemos, mi amor, por tu falda en mi suelo,
por aquel motel donde fui forastero,
por cada caricia que nunca cobré,
por cada reproche que hicimos dinero.
Que el tiempo reparta las culpas de a sorbos,
que el humo disuelva promesas al viento,
que nadie nos llore, que nadie nos cante,
que nadie recuerde el jodido momento.
Y cuando sonrías con otro en la cama,
y cuando sus manos desnuden tu risa,
recuerda, mi vida, que fui el cadáver
que amó tu derrota y murió en tu ceniza.