Me temo que todo se contagia,
La gripe, el catarro, la varicela,
La risa, el mal humor...
Queramos o no, somos seres contagiosos,
A veces, contaminados por el vuelo de una libélula,
Por un chiste, aceptado y reído,
Por pura empatía, solidaridad,
Por el vértigo acuático del salto de un delfín,
Por la caricia primera,
Por el beso robado,
Por el nacimiento del hijo...
Por el asombro.
Pero, ahora, vivimos entre máquinas,
Ocho horas al día, semana tras semana,
Juntando canas, años, y frío,
Tan helado que te incapacita,
Hasta el punto de invadir tu sueño,
Tu libido, y el canto del alba,
Y vas olvidando el puzzle que te dió forma
Y las piezas que juntabas al decir: Te Quiero!
Y un buen día la bacteria de humanidad,
Que queda en tí grita hastiada,
Y una lluvia de lágrimas te despierta
Advirtiéndote del abismo,
Insondable como el hambre,
Por lo tanto, ten cuidado,
Mucho cuidado.