condenado_anhelo

Yo no tengo pecas

Esta mi ciudad con vocación de puta de lujo y mis modos ariscos no son tu hogar. En esta ciudad los niños con hambre son fantasmas diurnos que no asustan a nadie y en las noches lucecitas rojas que brillan en los prostíbulos.

Aquí hay gente que lo tiene todo y gente que tiene nada y hombres que hacen el amor con rabia en un pasillo oscuro, en una banca sucia para gritar con triunfo y desprecio !“me la he fornicado”!. Aquí se buscan las calles viejas con nostalgia porque hay a quienes les ofende la implacable arrogancia del tiempo no solo en las arrugas del cuerpo, sino en cada camino empedrado, en cada farol, en la tiendita de la esquina, en los viejos que recogen la tarde en sus mecedoras, entonces lo destruyen todo y juegan a eternizar el presente.

Pero he buscado libros y en ellos dice que el sur es muy parecido. Allá también tienen frío y hambre, y los niños son como esos bichitos que tienen una vida muy corta y se les cría como renacuajos a los que se les abandona al nacer. He leído que tienen rabia y miedo, que cuando la rabia y el miedo vienen de los mas poderosos, la voz, las manos y la lengua del cantor son cercenadas, entonces algunos muchos deciden embalsamar el corazón y hacer de la historia el leproso incomodo del pueblo.

Y yo pienso que esta mi ciudad es tan parecida a la tuya que podríamos compartirla y gritar juntos nuestra indignación, que podría tomarte y alzar tu brazo solidario y besarte los labios cada vez que digas “libertad”. Pero luego me miro al espejo y este me dice algo que los libros se callan:

Yo no tengo pecas

Mis huesos no te dan estructura

Y mi dulzura es amarga.

Caigo en cuenta entonces que no, que este no es tu lugar y que no te quedaras. Pero he vuelto a leer un libro y ahí hablan de la desmemoria que llega con la edad. Me apresuro entonces a esperar con paciencia a que olvides.

Que yo no tengo pecas

Que mis huesos no te dan estructura

Que mi dulzura es amarga

Y a cambiar los señalamientos de la ciudad para que finalmente algún día pienses que este es tu hogar.