Se guardó su inocencia antigua
su sonrisa, su pasión por la vida
como el tesoro de una reina imponente
a la que rodean los pájaros
cantando bajo un cielo azul y plácido
Vestida de pureza
bajo el amarillo tenue del sol poniente
su mano abierta esparce la semilla
en el surco desnudo de su ternura
que se expande por el huerto florido de sus afectos
Es como si su túnica de bondad
cubriera la primavera
mostrando sobre los árboles su amor verdadero
sin nombre exacto de las cosas
tan solo con la palabra que cobija
que protege y redime