Emilio Barrios

Cuando éramos niños

Recuerdo cuando éramos niños, los juegos sin cansancio hasta tarde con los amigos.

 

Las manos sucias y sudadas, las piernas raspadas por jugar carrera en bicicleta.

 

Terminaba la escuela y llegaba el verano con todo su calor e interminable diversión.

 

Nada de estrés ni preocupación; jugar futbol en la canchita del barrio por las tardes era la ocupación.

 

La reunión era para contar chistes, tomar jugos y conversar hasta bien entrada la tarde. 

 

La inocencia de aquellos días sin la tecnología y las tonterías de hoy sin duda fue la mejor.

 

Fabricábamos autos de cartón con rueditas de tapitas, comíamos golosinas y helado.

 

No teníamos demasiado, pero éramos felices y no pedíamos tanto, solo una pelota y un arco.

 

Sin darnos cuenta iban pasando los años; llegó el momento en que cada uno por su lado.

 

Terminó las reuniones, los chupetines, las bicicletas, la cancha, el fútbol, la pelota y el arco.

 

Las responsabilidades llegaron, y marcaron el calendario lo que en la infancia jamás hubiéramos imaginado.

 

Los amigos de aquellos días viviendo sus vidas en diferentes lugares, ciudades y barrios.

 

Cada uno con su dilema, su trabajo, su horario, luego los hijos, la esposa y el divorcio.

 

¿Quién no ha extrañado a ese divertido niño de hace veinte, treinta o cuarenta años?

 

Hoy nos ahogan las cuentas, los préstamos del banco y vivimos luchando por un salario.

 

De niño jugábamos a ser adultos; hoy queremos volver a ser niños, pero la línea del tiempo sube, pero no baja.

 

Ahora solo nos queda recordar aquella formidable infancia, con una sonrisa y mucha nostalgia.