He recorrido un largo sendero,
con pasos firmes, otros inciertos,
dando apoyo, dando abrigo,
siendo leal, siendo amigo.
En mis manos llevé cariño,
en mi voz, dulce comprensión,
en mi alma, un amor sincero
que di sin miedo con el corazón.
Fui feliz en muchos días,
reí con fuerza bajo el sol,
pero también hubo tormentas
que apagaron mi fulgor.
Sentí la herida de la traición,
el peso amargo del fracaso,
lágrimas que en la noche fría
mojaron mi callado paso.
Más nunca el viento del dolor
pudo quebrar mi voluntad,
porque la fe fue mi faro,
y la esperanza, mi verdad.
Hoy sigo andando, sin rendirme,
con cada cicatriz en pie,
pues sé que al final del camino,
todo lo bueno vuelve otra vez.
G3