Yacen los huesos de la hermosa ecuatoriana
debajo de las arenas de un Paita lejano
Manuelita silente, perdida entre la rada,
converge ahora entre un reino soberano
¿Dónde quedaron los sueños de la era libertaria?
¿Dónde quedó el amor por el jinete temerario?
Solo quedan las cenizas del sol en la samaria
y los despojos de la luna radiante en el osario
¿Por qué no la esperaste, jinete de los mares?
¿Por que te doblegaste ante la impositiva parca?
¿Dónde quedó tu rebeldía, oh rey de los húsares?
¿Por qué te quedaste dormido en la bahía de Santa Marta?
¿Por qué hasta el último momento le legaste pesares?
¿Por qué la relegaste hacia las arenas ardientes de Paita?