Ignacia.

17. Aquella criatura observadora

Risas como anzuelos,

me acompañaste en la noche tormentosa,

cuando estaba llena de horrores y cientos de miradas se posaban sobre la habitación.

Entre la multitud,

debimos encontrar un hogar.

Pero habían otras cosas en las que pensar,

burlas que carcomían la tempestad

y nuevas preocupaciones dirigidas a la nada.

 

Continúo esperando.