No eran simplemente nombres
ni voces que se habían callado con el tiempo
era más bien el ejercicio de escuchar el silencio
sin olvidar los rostros ni los afectos
Tampoco bastaba con tan solo sentir
se trataba de no pensar
de que las imágenes se mantuvieran puras
nunca se habían silenciado de esa manera
nunca habían cesado en su empeño
de transgredir las leyes del mutismo
Pero la nostalgia es como una enorme puerta a la estupidez
donde las imágenes se desfiguran
en la confrontación con el olvido
en el estéril empeño de vivir sin pensar
aunque siempre se olvida algo
siempre se cae en este interminable juego de los recuerdos