Anoche, mientras las estrellas titilaban como diamantes dispersos sobre un manto de terciopelo, te vi bailar.
Tu cabello negro, una cascada oscura que rivalizaba con la noche misma, llenaba el cielo.
Cada movimiento tuyo era una poesía en movimiento, cada giro una invitación a un sueño.
Tu sonrisa, radiante como la luna llena, iluminaba la oscuridad y llenaba mi alma de alegría.
Tus ojos, dos luceros que eclipsaban el brillo de las estrellas, destellaban con una luz que hablaba de misterios y promesas.
Eras, y eres, mi diosa de la noche, la musa que inspira mis pensamientos y despierta mi corazón.
Los grandes poetas y artistas, como Pablo Neruda y Picasso,
capturaron la esencia de la belleza femenina en sus obras.
Pero es en ti donde pude ver la mano de Dios.
Cada verso de Neruda parece susurrar tu nombre,
cada trazo de Picasso parece delinear tu silueta.
Eres la musa que inspiró a los maestros, la belleza que dio vida a sus creaciones.
La música, el lenguaje universal del amor, también habla de ti.
Cada canción de amor parece contar nuestra historia,
cada nota parece resonar con los latidos de mi corazón.
Cuando escucho \"Cuando me enamoro\",
siento que el cantante expresa los sentimientos
que yo mismo no puedo poner en palabras.
Tu presencia es una sinfonía para mis sentidos.
El perfume de tu piel es una fragancia embriagadora que se ha convertido en mi oxígeno,
el sonido de tu voz es una melodía que hace palpitar mi corazón con un ritmo desenfrenado.
Eres la razón de mi existencia, el aire que respiro, la luz que guía mi camino.
Cada canción que escucho, cada poema que leo,
cada pintura que admiro, me recuerda a ti.
Eres la melodía que suena en mi alma,
el verso que danza en mis pensamientos, el color que ilumina mi mundo.
Cada mañana, cuando el sol se asoma en el horizonte,
mi amor por ti se renueva y crece con la fuerza de mil soles.
La verdadera belleza, como dice el sabio, no se ve con los ojos, sino que se siente con el corazón.
Te pido que cierres los ojos y sientas el amor que emana de lo más profundo de mi ser,
un amor que te llama día y noche, un amor que ha entrelazado nuestras almas para siempre.
Mi corazón, con todos sus latidos y susurros, está en tus manos.
Cuídalo como el tesoro más preciado, porque en él reside la esencia de mi ser,
la promesa de un amor eterno.