Me he inventado un verano
que tiene un río que me ama,
rocas tiernas, brisa suave y aroma a frescor de por la mañana.
A veces lo pienso mucho y de tanto inventarlo me lo creo,
siento su dulce calor que me abrasa y me consume.
Un verano con olor a pasto, a tierra seca, a hierbabuena y noche estrellada.
Me he inventado un verano con tardes perezosas y hermosas,
el viento sopla y me seca una lágrima perdida,
vestigios del desamor y de cuando me repito que estoy vencida.
Me he inventado un verano de trigos y amapolas
que al pasar a mi lado borran de golpe las penas.
Me he inventado un verano color sello de beso en mi boca,
fragancia loca de amor, como quedar toda la noche contigo…
Me he inventado un verano que dice que ya no te espera
que en ti no se detiene,
que eres tan lluvioso como las primaveras,
tan instante como la vida,
tan finito como todo lo que resiste.
Me he inventado un verano con calor de invierno en casa,
con olor a flores y a jazmín, un verano de esos de amor bonito,
con cuerdas de oro entre las almas y con voces de dulce armonía.
Me he inventado un verano con ruidos revueltos como los del mar,
un barco llega y otro se va, mi verano tiene rostro de soledad.
Me he inventado un verano que no pique los ojos, ni escueza el alma,
un verano sin meses, sin barreras que lo estrujen,
ni Sanjuanes que lo quemen en hogueras que se olvidan,
un verano pequeñito algo que se ate y se funda y lo llamemos bonito.
Me he inventado un verano tan dorado como el sol,
con islas de miel y toboganes de poesía.
P.Sabag, palabras escapándose
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