El amor es niño ciego
que nos toca con su flecha
y nos enciende una mecha
quemándonos en su fuego.
El amor es como un juego,
ventura que nos atrapa.
Edad no tiene, ni etapa,
en nuestra alma se hospeda,
con su empeño nos enreda
y nadie a su flecha escapa.
Pintan a un niño chiquito
portando un arco y sus flechas
y no clava una a derechas
cuando tira el angelito.
Lo pintan como un bendito
con saetas celestiales.
Pero no está en sus cabales
se equivoca la criatura
le falta tino y cordura
porque aún viste pañales.
Con su tez de terciopelo
y sonrisa angelical
es un chiquillo inmortal
como venido del cielo.
Es un poquito locuelo
pícaro reconocido,
su dardo va dirigido
al centro del corazón
y sabiendo su intención...
¡Hoy me escondo de cupido!