La mañana despliega sus alas de luz,
un lienzo de promesas, un despertar sin fin.
El amor, como un río, fluye en el paisaje,
un torrente de pasión que enciende el alma.
El sol, un beso cálido en la piel,
despierta la tierra, un jardín de miel.
La naturaleza, testigo silencioso,
nos abraza en su danza misteriosa.
En el silencio del alba, un canto emerge,
un te quiero que el viento recoge.
Las montañas, guardianes de secretos,
guardan el eco de nuestros afectos.
No hay caminos extraños, ni valles vacíos,
si el amor nos guía, todo es posible.
En tus ojos, encuentro mi reflejo,
un universo de emociones, un eterno juego.
En mi corazón, tu nombre resuena,
un latido constante, una llama que no se frena.
Eres mi alegría, mi sueño dorado,
el amor que me inspira, mi eterno legado.
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