Si la noche se extiende y el miedo te alcanza,
si el camino se pierde en sombras y afán,
hay un brillo escondido en medio del alma,
una llama que arde y no deja de estar.
No es un eco lejano ni un sueño olvidado,
es Jesús que ilumina con gracia y verdad,
es su voz susurrando en tiempos de frío,
es su mano tendida trayendo piedad.
Si su luz ha encendido tu vida cansada,
no la guardes, compártela en cada lugar,
pues su amor no se esconde, no es sombra callada,
es un río que avanza sin nunca cesar.
Que tu vida sea faro en la senda del débil,
que ilumine con fuerza, sin miedo y temor,
pues la luz del Señor no se apaga ni esconde,
se derrama en el mundo y se entrega en amor.