Lluvia furiosa
Cae la lluvia de repente
como un puño de piedra,
como un látigo en mano
desgarrando la paz de la tarde.
No son gotas de consuelo,
no son besos de agua
sobre la piel de la tierra,
es el cielo desatado,
que con furia ciega grita
y golpea sobre los techos
Las calles se han abierto
como venas desbordadas,
el miedo muerde los rincones
y el viento,en su galope,
cierra los ojos de los hombres.
Pero todo va pasando,
la lluvia ya se marcha,
con su tambor de lodo,
queda solo el vapor del suelo
que se eleva desafiante
desde el vientre de los charcos.