El susurro celestial que mora en el pensamiento puro, el latido del alma que se convierte en suspiro cuando el amor hacia el arte florece. Es el brillo que ilumina la mente, la chispa que enciende la eternidad de los días. Eunoia es el viento que acaricia el reflejo del alma, y a la vez, eleva a la altura la consciencia donde solo los sueños de los dioses se atreven a bailar. Es el reflejo de un amor tan profundo que hace que el sol se incline para escuchar sus versos, que el universo entero se suspenda en un instante, solo para ver cómo sus ojos guardan el infinito. En cada palabra suya, el cosmos se reorganiza, y en cada latido, el tiempo pierde su curso, dejando que todo lo que existe se disuelva en el milagro de su ser.