El imán de tu rostro,
redimen mis pupilas
al vertiginoso abismo
de tu belleza.
El imán de tu rostro,
es como curiosa abeja,
ávida del dulzor de mi alma.
El imán de tu rostro,
imanta mi corazón
a tu dócil núcleo.
El imán de tu rostro,
me llama por mi nombre,
sin decir, ni una sola palabra.
El imán de tu rostro,
es llamarada taciturna
que silencia mi alma
con algarabía.
El imán de tu rostro,
me da la valentía de soñar,
aunque en realidad,
me hace olvidar
mi propio nombre.
El imán de tu rostro,
imantó este final…
…Y ahora escribo un te amo,
con mis labios enamorados.