Primavera del 2025 dc.
En la tele jóvenes y repeinados neoliberales
ondean las banderas del partido
envolviendo a su exaltado (y sudado) líder.
Bombas de granizo quiebran las lunas italianas y croatas.
A nueve horas de avión
los osos polares no ven hielo donde poder ser osos
(y no peces o medusas otra vez)
Las aves tosen una tos universal y contagiosa.
Y los nuevos gurús del odio regurgitan brillos
del viejo orden a sus hambrientos cachorros.
Conduzco mi coche en medio de un atasco infinito.
El aire acondicionado es hoy aliento de dios
Millones de conductores sienten el aliento de dios.
Millones de no conductores exigen su propina
de agua y aliento acondicionado.
En coloridos escenarios del primer mundo
ardientes patriotas ondean sus banderas
cual mágicos abanicos de neofelicidad
retando al cielo azul y su ninguneado ozono.
Las calientes mareas mediterráneas arriban a sus bellas playas
madres e hijos subsaharianos -inertes y por separado-
USA (al fin generosa y solidaria) exporta gratis
su stock de tornados al resto del planeta.
África exporta sus dunas más gratis aún.
Y el dragón chino negocia su alma con intereses.
Los pollos industriales son sacrificados en masa
(pero mueren guiñándose el ojo unos a otros)
Mientras,
el diablo cruza el charco atlántico hacia el Este en su jet de fuego.
-La azafata reich style del diablo descubre
su muslo tatuado con un corazón de CO2 y uranio,
y descorcha el champagne en una cubitera
con hielo ártico (a modo de broma)-
Yo subo la música del auto
(en este mismo momento suena
beds are burning de los Midnight Oil),
y entonces amo a los buitres que planean en el cielo
y a mis vecinos conductores
y a los árboles que resisten
y a mi fe que no
y a mis aminoácidos expectantes
(y adictos al plástico)
y al sol de la tarde
y a las estrellas que no se ven,
y amo
y amo (todavía)
en medio de este atasco infinito.